Hace algunas semanas cumplí años y pospuse mis actividades
sissificantes, pero debo continuar con ellas para lograr ser una mariposa cada
día más bella. ¿Qué les parece si continuamos con los escalafones que me
permitieron ser quien soy hoy en día?
Hace un par de meses se enteraron de mi exposición escolar,
cuando las burlas me hacían mojarme por dentro y llorar frente a mi aula. Ese
Sol que me expuso nunca más me habló, y de hecho ha evitado el contacto conmigo
desde entonces, muchas personas deben entender que la sarna con gusto no pica y
por eso a veces estas pequeñas “mostras” nos volvemos más bellas de lo que
ellas pudieron imaginar en un principio.
Imposible era a mis 16 años seguir sin reconocer mi rol
sumiso, ya era una experta en los chats. Lograba eludir ventanas emergentes,
entraba a toda clase de sitios y me nutria con el contenido más sucio, para
emputecer mi mente de nene tímido. Una lucha interna se producía en mi mente, y
con ello la sensación de culpa y las constantes purgas de mis prenditas. Ya sea
aquella braga que le robé a mi mami, o aquel labial que compré en un almacén.
Era el miedo que se apoderaba de mí, ¿era normal ser una
maricona? ¿me atraparía mi familia? Digamos que por suerte nunca me atraparon,
ni cuando estaba en bikini ni cuando estaba toda montada cabalgando un bello
dildo: ¿Será en tu caso, mami biológica querida, que nunca querrás decirme si
viste mis imágenes por temor propio? Who knows, who cares?
A los 16 casi 17 descubrí que era sumisa, por ende mis
perversos gustos se volvieron más oscuros, culminando en una experiencia con
una Domina virtual de Inglaterra. Nunca fui expuesta, ni motu propio ni por
ganas de aquellos supuestos dominantes que de autoritario solo tenían la Bloq
Mayús del teclado.
En un futuro muy pero muy cercano se enteraran de la madurez
de esta teen y verán como he desarrollado la feminización bajo mis propios
términos…
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